El cambio de perspectiva que le da sentido a la vida de Rubén*

Sede Pasto

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Después de cuatro meses, Rubén* regresó a casa, donde fue recibido con los brazos abiertos por su madre, que cambió el llanto por sonrisas y la angustia por paz, con lo cual pudo confirmar que estaba listo para trabajar por sus sueños y por ser un ejemplo para sus hijas, alejado de las drogas.

“Mi mamá estaba de cumpleaños en los días en los que volví de mi tratamiento de rehabilitación y de regalo le ofrecí una serenata, algo que había querido hacer, pero no había podido. Con mi recuperación y la celebración que tuvimos, mi mamá no se cambia por nadie; bailamos y estuvimos muy contentos. Lloré y le pedí perdón. Fui una persona oscura y ahora puedo mostrar mi luz. Sé que puedo brillar tomando el camino correcto”, explica Rubén.

 Tras varios años alejado de sus seres queridos y tomando decisiones dirigidas por el consumo de drogas, Rubén decidió hacer un cambio, superarse, seguir adelante y encontrar una nueva vida. Fue en ese momento en el que, de la mano de los especialistas de la Clínica Sol de los Andes, inició un cambio físico, espiritual y mental que transformó su vida hasta hoy.

Tatiana Arcos, terapeuta ocupacional de la clínica, quien hizo parte del proceso de Rubén, indica que: “a medida en que avanzó el tratamiento, él encontró un espacio para ser escuchado sin críticas. En ese momento logramos orientarlo y trabajar con él desde el autoconocimiento para que se aceptara a sí mismo, así como a los aspectos positivos y negativos que tiene la vida. Posteriormente, reconoció los valores, intereses y habilidades que le han ayudado a proyectar unas metas que lo motivan y le dan sentido a sus días”.

 Uno de sus sueños es dar conferencias sobre su experiencia para demostrarle a las personas que lo necesiten que, si él y otros han podido superar las adversidades, ellos también pueden. Esta vocación fue algo que descubrió mientras era líder de grupo durante su tratamiento, pues en ese momento tuvo la oportunidad de aconsejar y ganarse la confianza de varios compañeros que no querían abrirse; cosa que lo motivó a ayudar a través de su testimonio y vivencias.

En la actualidad, casi un año después de terminar su proceso con la clínica, Rubén trabaja en Coca-Cola como operador logístico y asegura que está en la mejor etapa de su vida: “me siento y estoy muy bien; es algo que digo con gratitud y felicidad. Recibir tratamiento es la mejor experiencia que he tenido y con esta decisión vivo agradecido todos los días, ya que me hizo cambiar la perspectiva de la vida, confiar mis problemas a Dios, y saber que todo tiene solución”.

 Experiencia en Jamondino

 Como parte de la cuarta y última fase de post-tratamiento, en alianza con la Fundación Sol de los Andes, la clínica les da la opción a sus pacientes de realizar una actividad ocupacional en Jamondino, una casa finca donde una familia de la etnia Inga-Kamentsa los recibe y les enseña labores de campo, artesanales, artísticas, musicales y culturales, y donde además pueden poner en práctica lo aprendido durante su proceso.

 “Aprendí del campo y aprendí también a ser más responsable. Asimismo, entendí que puedo aprovechar en cualquier circunstancia lo que me enseñaron en la Clínica. Ahora, sé que necesito el amor y apoyo de mi familia, y de un ser superior para salir adelante”, dice Rubén.

 

 Clínica Sol de los Andes S.A.S. certifica que, el permiso obtenido por la imagen, el nombre, voz, firma, iniciales, figura, fisionomía total y parcial del cuerpo y/o cualquier símbolo que se relacione con la identidad del usuario en esta entrevista, tuvo un consentimiento previo e informado proveniente del titular del mismo. En base a lo regulado por la Ley 1581 de 2012 y en la policía de protección de datos personales de Clínica Sol de los Andes S.A.S. la cual puede consultarse en el siguiente link: https://bit.ly/2XGxDPe *